lunes, 3 de agosto de 2015

Una de cada tres medallas olímpicas podría estar manchada por el dopaje

A finales de la pasada semana saltó a la luz una noticia de esas que no tienen excesiva difusión. Un reportaje del diario británico The Sunday Times y de la cadena alemana ARD  pone la lupa sobre más de 1000 atletas, muchos de ellos medallistas olímpicos y campeones del mundo, que podrían haber conseguido esos éxitos ayudados con sofisticados sistemas de dopaje.
Los medios han tenido acceso a 12000 muestras sanguíneas correspondientes a  unos 5000 atletas ( desde 100 metros lisos a maratón) han sido analizadas mostrando unos resultados alarmantes. 1 de cada 7 muestras analizadas, según los expertos citados por estos medios, contiene niveles sospechosos de haber usado sustancias prohibidas.
El estudio se centra entre el año 2001 y 2012, revelando que de los 800 atletas sospechosos, 146 obtuvieron medalla ( 55 de ellas de oro) en los campeonatos del mundo o en los Juegos Olímpicos disputados durante esos años. Dos países son los más investigados puesto que Kenia y y Rusia se reparten el 80% de los nombres de esas listas.
El problema, siempre y cuando los medios que han realizado el estudio estén en los cierto, es que ninguno de esos 146 medallistas ha sido desposeído de se presea, por lo que, repito, si son ciertos los datos, la federación internacional de atletismo ha hecho oídos sordos dado el escándalo y el descrédito que provocaría el hecho o simplemente no ha contado con las herramientas suficientes para detectar en el momento de las competiciones las sustancias prohibidas.
La lucha contra el dopaje es complicada. Muy complicada. El que hace trampas, que siempre hay atletas que lo intentan, lo hace con sofisticadas sustancias y enmascaradores para evitar ser pillado. Muchas veces los que realizan los análisis no conocen la existencia de esas sustancias, por eso hasta que no pasa cierto tiempo no son capaces de detectar anormalidades.
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Que ocurra un caso aislado no es perjudicial para el deporte ni para sus organizadores. De hecho, en ocasiones, hasta les favorece, puesto que lo venden como un éxito en la lucha contra el dopaje, pero un dopaje sistemático con casi 1000 atletas olímpicos implicados y ninguno pillado tras una década, debilitaría mucho al atletismo, como ya le pasó al ciclismo y el dopaje de medio pelotón.
Noticias como esta son poco publicitadas por los medios. La simple sospecha de dopaje, se confirme o no, daña por sí sola los valores que debe fomentar cualquier actividad deportiva.

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