Mostrando entradas con la etiqueta Historia Antigua. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historia Antigua. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de septiembre de 2013

Una de romanos, bizantinos y musulmanes

Corría el año 753 a.C. Cuando según la leyenda los hermanos gemelos Rómulo y Remo fundaron Roma. Luego, Rómulo tras una fuerte discusión con su hermano mató a Remo al ejecutar una supuesta clausula que ellos mismos crearon ( al fundar la ciudad dijeron que el cruzase los límites de la ciudad sería ejecutado. Tras la discusión de los hermanos, Remo lo cruzó. Rómulo ejecutó la clausula. Más bien parece una lucha de gladiadores, pero esa los palos rojo y azul). Lógicamente estos hechos son parte de la leyenda sobre la fundación de Roma. Independientemente del momento y la forma en la que surgió la ciudad, la realidad es que entorno al río Tíber surgió primero una poderosa ciudad, ROMA, que poco a poco se fue haciendo grande y conquistó todos los terrenos que la rodeaban. Toda la península italiana de forma rápida. Posteriormente fueron cayendo  los terrenos que daban al mar Mediterráneo. De ahí viene su nombre, Mare Nostrum. Desde finales del siglo I a.C. El imperio romano consiguió tener bajo su posesión todos los terrenos que daban a este mar.

  Con el paso de los siglos los romanos se fueron asentando e imponiendo sobre el resto de sus enemigos. Su sistema se basaba en la expansión territorial, en el botín que conseguían con esas conquistas y en los esclavos,la mayoría capturados en las expediciones militares. Desde el siglo I d.C. Roma ya tenía definidas sus fronteras y se dedicó a defenderlas. Siempre se ha dicho que mejor la mejor defensa es un buen ataque, razón por la que poco a poco el sistema romano se estaba colapsando y los problemas internos iban en aumento. Problemas económicos, guerras  civiles, asesinatos de altos cargos, aumento descontrolado de los impuestos e incapacidad de gobierno de muchos de sus emperadores ( a excepción de los asesinatos y las guerras, acabo de describir la España actual) El esplendor romano se iba apagando lentamente. El español lo hizo hace muchos siglos.

 Todas estas acciones no pasaron desapercibidas por los pueblos vecinos de los romanos, sobre todos los situados al norte de Europa, conocidos por los propios romanos como pueblos Bárbaros ( bárbaros no era entendido por Roma solo como brutos o bestias, bárbaros procede del Latín Barbaroi, que significa extranjero, aunque también rudo, descuidado.

  A esto hay que añadir que el cristianismo, antes duramente perseguido por los romanos, estaba penetrando en todas las capas de la sociedad. La inestabilidad era tal que el emperador Constantino fundó en el año 330 la ciudad de Constantinopla, ciudad realizada a imagen y semejanza de Roma sobre la antigua Bizancio. Constantino, el emperador que en el año 313 había concedido libertad religiosa ( incluso dicen que llegó a ser bautizado bajo el rito cristiano) trasladó la capital de su imperio a esta ciudad situada en el Estrecho del Bósforo ( en la parte europea). Pocos años después, concretamente a la muerte del emperador Teodosio en el año 395, el Imperio Romano fue dividido en dos zonas diferentes para proteger mejor sus fronteras. Por un lado está la zona occidental, conocido como Imperio romano de occidente, con capital primero en Milán y luego volvió a Roma. Esta parte del Imperio englobaba la zona europea. La otra división y con capital en Constantinopla se  denominó Impero romano de Oriente. La primera zona se la quedó Honorio, hijo de Teodosio y hermano menor de Arcadio, que se quedó la zona de Oriente. 

  Una vez disgregadas las dos zonas, será la oriental la que siga evolucionando mientras que el caos será cada vez más evidente en la occidental. Finalmente los godos en el año 476 depusieron al último emperador romano, Rómulo Agústulo y acabaron con el poder de los latinos. Es curioso que según la leyenda el primer Rey fue Rómulo y el último emperador también se llamó así.

  La zona de oriente se quedó libre de estas invasiones y siguió existiendo durante 1000 años más bajo el nombre Imperio Bizantino. Poco a poco y con el paso de los años la influencia romana se fue diluyendo a excepción del reinado de Justiniano (527- 5659 que intentó y casi consiguió unificar bajo su poder todos los territorios de la antigua Roma.

 Será el mundo griego, el que aunque había sido absorbido por los romanos, ejercerá cada vez más influencia en Constantinopla, ciudad esplendorosa dado el inmenso comercio que cruzaba frente a sus costas adentrándose en el mar Negro. Fruto de esta influencia será la sustitución del Latín por el griego como idioma oficial y la separación de la Iglesia Católica  por la Ortodoxa. 

  Los principales rivales de los bizantinos serán los propios pueblos germanos, que acabaron con sus hermanos romanos, por el norte. Por el sur, su principal amenaza será el mundo islámico.

  El Islam, la conocida religión monoteísta ampliamente distribuida por todo el mundo, no existía antes del año 600 de nuestra era. El fundador de esta religión fue Mahoma, un comerciante árabe que vivía en la Meca. Si, era árabe antes de crear la religión musulmana, puesto que el término árabe hace referencia a los habitantes de la península de Arabia, nada tiene que ver con los musulmanes, que es con el término bajo el que se conoce a los seguidores de la religión islámica. 

  Pues bien, Mahoma, una vez que se casó  con una viuda adinerada recibió la llamada de su Dios, concretamente llamado Alá y comenzó a predicar una nueva religión, el islamismo. El profeta islámico no lo tuvo fácil. De hecho, en su ciudad natal, llena de adinerados comerciantes politeístas  , esta religión donde se debían someter a un único Dios, no caló hondo. El propio Mahoma huyó en el año 622 de la Meca hacia la ciudad vecina de Medina. Esta huida, conocida como la Hégira, marca el inicio del calendario musulmán.

  Desde este momento y una vez que el profeta se encontraba instalado en la ciudad de Medina comenzó lo que a día de hoy, casi 1500 años después no han acabado, la Yihad o guerra Santa, que no es más que, al considerar que los no musulmanes son infieles, pues hay que someterlos  Antes pasa, pero esos argumentos a día de hoy quedan algo desfasados, pero allá ello s y su guerra Santa. 

  Volviendo a Mohammmed ( Mahoma escrito en árabe) 8 años después de salir a uñas de caballo de La Meca, volvía triunfante y la conquistaba en nombre de Alá. Desde aquí el mundo islámico no dejo de extender su dominio. Primero por África, luego por parte de Asia, hasta intentar  penetrar a Europa por España, donde poca oposición tuvieron en los visigodos hispanos. Europa ( que no España) se salvó de Alá gracias a que un mayordomo de palacio franco ( una especie de Primer Ministro. El Sarkozy medieval) los derrotó en la batalla de Potiers en el 732. 

 Los descendientes de Mahoma, convertidos ya en Califas ( líderes políticos y espirituales) fueron conformando una religión muy restrictiva y prohibitiva con sus fieles. Todas sus normas y formas de vida quedaron recogidas en su libro sagrado, el Corán. Que si rezar 5 veces, pasar hambre durante el día en el mes del Ramadán para inflarse a comer por la noche, prohibirles tomar bebidas alcohólicas  Lo del cerdo es posterior al Corán. Supongo que lo añadieron como nota al pie de página.

 Pues bien , será uno de los pueblos que nacieron bajo esta religión, los turcos, los que acabaron allá por el año 1453 con el dominio bizantino y por ende, con el último vestigio romano, claro sin contar a Berlusconi, digno sucesor de algunos emperadores romanos.
 

martes, 25 de junio de 2013

El origen de la escritura

Siguiendo con mi interés por lo antiguo y por la sensación de libertad que da el poder escribir unas líneas, qué mejor artículo que analizar las razones que llevaron al ser humano a inventar la escritura, esta técnica milenaria que se ha perpetuado en el tiempo y que gracias a ella se ha podido conservar todo el conocimiento del ser humano.

   La sociedad occidental, prácticamente alfabetizada al 100%, no valora la importancia de la escritura y su poder. Está bien saber leer y escribir, pero no es suficiente. Las palabras están cargadas de significados e interpretaciones que, sabiéndolas usar y ordenar correctamente, son más poderosas que muchas armas de fuego. Ese es el valor que no se aprecia en su justa medida y con la llegada de la tecnología se está acentuando esta pérdida. Sorprende la tendencia  a ahorrar  palabras, s mandn muxs sms y mms donde se  simplifican las expresiones y olvidan las reglas básicas de la gramática. La escritura y la lectura se está encuadrando demasiado hacia círculos intelectuales, cuando representan  un bien de la humanidad que debe ser disfrutado por todos. Por suerte, la Historia nos ha enseñado que otras sociedades, en la que la escritura era algo minoritario, sí que  valoraron  por encima de otros "saberes".

 Tras este alegato  en "pro" de la escritura, hablemos de Historia. El origen de este arte solo podía estar relacionado con uno de los dos pilares que han  movido al ser humano desde que los primeros "homos" comenzaron a organizarse en sociedad. Por un lado están los motivos económicos y por otro están las religiones. Pues en este caso todo indica que  el origen  está en el dinero, ese poderoso caballero, como se afirmaba en la Edad Media.

  Tenemos que retroceder  unos 6000 años para encontrar las escrituras más antiguas de las que se tiene constancia. Estos dos sistemas de comunicación se crearon casi simultáneamente en dos regiones cercanas: Egipto, donde nació la escritura jeroglífica, y Mesopotamia, donde lo hizo la escritura cuneiforme . En el primer caso, la tierra de los faraones, el motivo no está claro (económico o religioso, aunque en la civilización egipcia todo se movía por cuestiones religiosas y económicas, no había separación) pero en el segundo, en Mesopotamia, el origen es económico-administrativo.

  Mesopotamia ("entre ríos") es como se conoce a una de las primeras civilizaciones del ser humano. Situada en el Próximo Oriente ( norte de la península arábiga), esta floreciente cultura se aprovechó de las tierras fértiles que bordeaban los ríos Trigris y Eúfrates para crear una  compleja red de relaciones entre sus habitantes y dar comienzo a la Historia ( literalmente entendemos por Historia la época que va desde la invención de la escritura hasta la actualidad. Que nadie se asuste, lo que hay antes se llama Prehistoria y se caracteriza, lógicamente por la ausencia de textos escritos). Pues bien, es en esta civilización, coetánea a la egipcia, en la que se  han encontrado los restos más antiguos de escritura.

  La escritura no nació de un momento a otro, ni a una persona se le ocurrió  de  forma espontánea crear este sistema para recordar cosas. Es un largo proceso que comenzó 5000 años antes de la aparición de las tablillas de barro de la antigua ciudad mesopotámica de Uruk, lugar que conserva los vestigios más antiguos. En el año 8000 a.C. grupos nómadas, cansados de vagar  en busca de alimento, se asentaron en las rojizas tierras de Mesopotamia. Dejaron atrás su pasado de cazadores (más bien carroñeros)- recolectores, para iniciar una rudimentaria agricultura y ganadería. Lógicamente dejaron de ser nómadas para establecerse de forma permanente. Nacieron los pueblos. Estos primeros grupos tenían la necesidad de  controlar el grano que almacenaban, las cabezas de ganado de las que disponían, las relaciones económicas que mantenían con los vecinos, etc.

 Para llevar a cabo esta actividad usaban unas pequeñas figuras de arcilla o piedra que se conocen con el nombre de token. Estos token tenían formas y tamaños diferentes, identificándose cada una con determinados productos y cantidadees. Es decir, una de estas figuritas sería la usada para representar una cantidad y tipo de ganado, otra representaría el trigo, otra la cebada, etc.  Posteriormente y cuando el uso de los token fue aumentando,  en  torno al 3500 a.C., los introducían en cajas (bullae) y señalaban en el exterior de estos contenedores de barro algún tipo de tipografía para saber el número de figuras que había dentro para ahorrarse abrirlas para hacer recuento. Pronto, unos 100 años después se dieron cuenta que podían prescindir de las figuras para quedarse solo con las inscripciones y ese contenedor o bulla, se hizo plana. Ya no tenía que tener forma de caja. No había nada dentro.

 En el año 3300, ya con las tablillas aplanadas totalmente, aparecieron tablas de arcilla con números y signos que simbolizaban esos antiguos token e indicaban productos y cantidades.
                                            Tablilla de Uruk

   El siguiente paso evolutivo tendrá que esperar otros 100 años. De estas tablas con números, se pasa a una simbología más completa y compleja. Son los primeros textos escritos, encontrados en la ciudad mesopotámica de Uruk. En estas tablas de arcilla no solo aparecen datos contables de la cosecha, también se establecen profesiones, divinidades y actividades. Los primeros escritores usaban cálamos ( cañas huecas) para escribir. Los signos los realizaban sobre la arcilla aún fresca y tenían formas curvilíneas. Buscaban dibujar más que escribir.

  Desde el año 2900 a.C. ya se empiezan a crear trazos rectilíneos, realizados  con cuñas, de ahí que este sistema, el que se considera como la primera escritura organizada, reciba el nombre de cuneiforme. Esta escritura cuneiforme fue inventada por los sumerios, un pueblo que habitaba el sur de mesopotamia, y que con unos 900 signos diferentes, intentaban reflejar físicamente la realidad. estos signos representaban o bien un sonido  o una idea. Con el paso de los años y con la lógica evolución de la escritura, los signos se fueron usando más por su valor fonético , como sonidos, que por su valor como ideogramas, es decir, como expresión de una idea. La escritura cuneiforme dará paso a otros sistemas basados en sonidos.

  La escritura cuneiforme sumeria, la primera que realmente se puede considerar como un sistema propio de escritura, nació con una marcada vocación económica, aunque pronto se fue extendiendo su uso, como para narrar las hazañas de sus soberanos, compilar vocabularios, firmar acuerdos políticos, salvaguardar la literatura, los avances en la investigación, etc. Este pueblo fue el primero que se convenció  del poder de la escritura. Gracias a ella los avances de una época no caían en el olvido. El ser humanos no necesitaba descubrir constantemente las mismas cosas en tiempos distintos, fue capaz de crear un sistema que le permitía recordar más allá de la memoria de sus gentes y, de una forma mucho más precisa.

  Las palabras se las lleva el viento, pero lo escrito, gracias a nuestros antepasados sumerios, permanece para siempre.

lunes, 27 de mayo de 2013

Una de momias



   Si es por algo por lo que se conoce al Antiguo Egipto, y vuelvo a escribir sobre ellos en el blog, es por ese poder ilimitado de los faraones, las pirámides y sus misterios, su escritura, pero también son famosos por sus  momias. En el cine no será la primera vez ni la última en la que se relaten aventuras y desventuras  de estos seres liados en vendas que tienen, algunos de ellos, poderes sobrenaturales. La verdad sea dicha, poderes, pocos, misterio y tradición, mucha.

  Empecemos por el principio. Si se momificaba era por algo. En este caso y en otros muchos ritos funerarios, porque eso es lo que era, se  creía en la vida después de la muerte. Debido a esto creían que el cuerpo debía conservarse lo mejor posible para esa vida tras la vida. A diferencia de otras religiones donde también creen en segundas oportunidades,  los egipcios piensan que el alma debe tener un vehículo de referencia. De este modo "desecaban" los cuerpos para que no entrasen en descomposición.
Momia con los brazos cruzados

  Una vez que sabemos el motivo por el que realizaban la momificación habrá que explicar un detalle, a mi entender, que todos deben saber. Ya sé que las momias egipcias son el "top" de la momias y cada vez que se habla de ellas todos pensamos en la tierra de los faraones, pero ni fueron los únicos que vendaban a sus difuntos, ni tampoco fueron los primeros. Eso sí, la técnica usada e incluso la idea de hacerlo si que es egipcia y aunque otros pueblos anteriores a ellos ya habían envuelto a sus difuntos, los egipcios no sabían de la existencia de esas  culturas. Es simplemente llegar a las mismas conclusiones.

  Las momias más antiguas de las que se tienen restos a día de hoy se corresponden con las  de un pueblo situado en el desierto de Atacama, concretamente al norte de Chile. Estas momias, pertenecientes a la cultura Chinchorro, están divididas en tres tipos, las negras, las rojas y las vendadas. Las  más antiguas, las negras, tienen unos 7000 años, por lo que son más antiguas que las egipcias. Pese a todo, las que han pasado a la Historia y las que seguirán identificando a una cultura no son las chilenas, son las de la tierra del Nilo.

  Aunque todos los egipcios creyeran en la vida después de la muerte, solo los más adinerados podían permitirse el lujo de estar "decentes" en la otra vida. El dinero no trae la felicidad dicen algunos, pero la acerca, dicen otros. Pues a orillas del Nilo se estilaba eso, el que no tiene pasta no tiene entrada para la otra vida. Por eso las únicas momias que se han encontrado pertenecen a los faraones y su familia ( será por pasta) y algún potentado de la época, pero nadie más. 

  El proceso además de costoso, era bastante largo. Se calcula que duraba unos 70 días desde que se producía el fallecimiento hasta que su momia estaba lista.

  Vamos a momificar a alguien. Una vez fallecido y pasados los dos o tres días de rigor por si se despertaba, era llevado al embalsamador, personaje famoso porque de él dependía parte del tránsito a la otra vida. Este tenía las instalaciones cerca del río Nilo, ya que hace falta mucha agua para realizar todo el proceso.

 Una vez allí  se colocaba el cuerpo del difunto sobre una mesa. Tras lavar minuciosamente el cuerpo se extraía, en primer lugar, el cerebro. Para ello usaban un gancho de metal. Lo metían por los orificios de la nariz, y con mucha maña, lo sacaban por ahí.

 Tras sacar el cerebro seguían con el estómago, intestinos, pulmones e hígado. Estas partes del cuerpo las introducían en los vasos canopos, cada uno de ellos con la imagen de una divinidad. Aunque resulte paradójico, el corazón no era separado del cuerpo, los egipcios creían que se tenía que quedar allí ya que en él estaban alojados los sentimientos y les harían falta al difunto en su aventura por la nueva vida.
      Vasos canopos

 Una vez que los órganos estaban a buen recaudo, cubrían el cuerpo de natrón (un tipo de sal) que provocaba que el cuerpo se secase y así evitar la tan temida descomposición.

  Pacientemente esperaban unos 35 ó 40 días y cuando el cuerpo se había secado totalmente, lo rellenaban  con limo (sedimento  parecido al barro que se encuentra a orillas del Nilo tras las crecidas de este). Una vez macizado, lo cosían( para extraer los órganos y rellenarlo lo tenían que abrir) y lo  cubrían con las famosas vendas de lino. 

   Pues ya tenemos hecha una momia egipcia. El proceso es simple, eliminar los órganos que se descomponen y secar el cuerpo. Luego, por cuestiones de estética  y conservación, pues se vendaba. 

 Para el final he guardado de dónde sacaban la idea y este les viene del desierto. Egipto, cultura que floreció alrededor del río Nilo, está rodeada por desiertos. Pues allí era donde enterraban a sus fallecidos y seguramente tras algunas exhumaciones o saqueos de tumbas, muy típico de aquellas tierras por la manía de enterrar al difunto con todo su ajuar, se dieron cuenta que el calor del desierto secaba los cuerpos y los preservaba bastante bien. Es aquí donde se les ocurre estudiarlo y lógicamente mejorar la conservación de los cuerpos.

martes, 26 de febrero de 2013

El faraón de los faraones


Máscara funeraria de Tutankamón
¿Por qué Tutankamón, 3300 años después de su muerte, sigue siendo el mandatario más famoso de todos los que gobernaron el Antiguo Egipto?


Corría el año 1354 a. C. cuando un joven faraón, conocido como Tutankamón, moría a la temprana edad de 18 años en la ciudad Egipcia de Tebas. Yerno del anterior faraón Akenatón, el joven mandatario era posiblemente asesinado dentro de una de las innumerables disputas palaciegas del Antiguo Egipto. Esta tesis del asesinato está siendo refutada en la actualidad al haberse encontrado evidencia de una fractura en la pierna, que al estar mal curada, podría haberle causado la muerte. Pese a todo, habían pasado tan solo 6 años desde que Tutanjatón, que era como se llamaba antes de acceder al trono, había sido nombrado faraón. 
Bien es cierto que en estos seis años tuvo poco tiempo para dejar huella en el Egipto del Nilo y la arena del desierto. Son pocas las referencias históricas y políticas que se tienen de él. Lejos de las faraónicas y excéntricas pirámides que sus lejanos ancestros habían construido como tumbas para su descanso eterno, “la imagen viva de Amón”, que era el significado de su nombre, fue enterrado en una recóndita cueva en el valle de los reyes (lugar en el que fueron enterrados la mayoría de los faraones) ajeno a los innumerables saqueadores que desde la antigüedad robaban los tesoros con los que los faraones eran enterrados. Pero entonces ¿De dónde procede la especial veneración que los egiptólogos sienten sobre este faraón¿

Los años pasaron sin que nadie tuviera acceso a este sepulcro (y eso que el valle de los reyes había sido saqueado hasta dejarlo prácticamente vacío) hasta que un egiptólogo y arqueólogo británico, Howard Carter, descubrió uno de los mayores tesoros de la humanidad, la tumba de Tutankamon. Este hallazgo, aunque algo casual, llevaba tras él un duro trabajo de investigación. En el año 1907, Davis, el arqueólogo que más tumbas egipcias ha desenterrado, encontraba en el valle de los reyes un anillo que presumiblemente pertenecía al faraón Tutankamón, perteneciente a la XVIII dinastía del Antiguo Egipto. Este hecho provocó que Carter iniciase la búsqueda de esta tumba a pesar de que el propio Davis comentó en 1914 que ya no quedaba ningún sepulcro por descubrir. Hasta 6 campañas consecutivas realizó Howard Carter en busca de la tumba, todas ellas financiadas por Lord Carnarvon, un acaudalado personaje inglés fascinado por los tesoros del Egipto faraónico. En ninguna de ellas consiguieron encontrar la tan ansiada tumba, aunque sí aparecieron diversos objetos con la inscripciones del joven gobernante. En el año 1922 se volvió a organizar un último intento por encontrarla. Cuando todo parecía perdido, Carter descubrió, el 4 de noviembre de 1922, en una grieta del valle de los faraones, una escondida y recóndita escalinata, que había sido rellenada de escombros perfectamente oculta a los ojos de los arqueólogos. Una vez que consiguieron desenterrar la entrada y tras los 16 escalones de bajada, llegaron a un muro que contenía la inscripción de Tutankamón. El arqueólogo británico en lugar de proseguir con la excavación de su prodigioso hallazgo, volvió a rellenar toda la escalinata, le puso vigilancia y mandó un telegrama a Lord Carnarvon, el mecenas de la excavación, que se encontraba en Inglaterra. El 24 de noviembre, cuando Carnarvon ya se encontraba presente, derribaron el muro y atravesaron un pasillo que contenía restos de objetos rotos. Al final del pasillo vieron una segunda puerta que volvía a contener los sellos del faraón, aunque mostraba ciertos signos de haber sido forzada en la antigüedad. Este muro de granito ocultaba, como los propios descubridores afirmaron, un tesoro de incalculable valor. En palabras de Carter “los tesoros allí presentes estaban fuera del ámbito terrestre, sencillamente no tenían precio para ser evaluados”. Entre los más de 2500 objetos, la mayoría de oro macizo, destacan muebles, vasos, 
innumerables piedras preciosas, estatuas y el trono real. Todos ellos estaban en perfectas condiciones de conservación. A pesar de encontrar estos tesoros, los arqueólogos estaban convencidos que la tumba había sido parcialmente saqueada en la antigüedad. Todas las puertas descubiertas hasta el momento habían sido forzadas y posteriormente reparadas por los vigilantes. Presumiblemente estas violaciones ocurrieron en la propia época faraónica.
Tras tres años de excavación Carter y su equipo llegaron hasta una puerta de oro macizo. Tras ella, una vez fue derribada, se presentó ante sus ojos, uno de los mayores descubrimientos arqueológicos de la humanidad. Un gigantesco féretro de más de 5 metros de largo y tres de altura, de granito y recubierto de oro, contenía en su interior tres más pequeños, siendo el último de ellos, de oro macizo, el féretro del joven faraón.
Howard Carter analiza el sepulcro del faraón
Este sepulcro, que no había sido saqueado, contenía la momia del faraón. Esta estaba protegida por una máscara de oro que representaba los rasgos de un adolescente, posiblemente el rostro del propio Tutankamón.
Tras la publicación de estos descubrimientos el mundo entero se rindió ante los tesoros encontrados en la tumba del faraón y comenzó la leyenda que ha propiciado que este monarca, que reinó durante seis años y que no se le atribuyen grandes hazañas históricas, se haya convertido en el más famoso de los gobernantes del Antiguo Egipto. No es por su figura de faraón, es por el hallazgo de su tumba, prácticamente sin profanar, y los innumerables tesoros que en ella se encontraron, lo que ha encumbrado a Tutankamón como el faraón más famoso y conocido de todos los que a orillas del Nilo gobernaron hace 4000 años una civilización que a día de hoy sigue sorprendiendo y fascinando al mundo entero.