El Madrid por su parte, con cambio de entrenador incluido, veía como el efecto Zidane se estaba diluyendo como un azucarillo. Tras siete partidos en el banquillo blanco, las sensaciones y los doce puntos desventaja no hacían presagiar ninguna oposición al dominio barcelonista. Benítez, el entrenador defenestrado por Florentino, había dejado a los blancos a cinco del líder. La tendencia, por tanto, descendente a todas luces.
Ante este panorama y pese a ser 26 de febrero, la liga estaba vista para sentencia. Un milagro o una catástrofe, depende del lado del charco, tenía que suceder para que canaletas no celebrara el vigésimo cuarto entorchado liguero y este ( o esta) estuvo a punto de suceder.
En la jornada 30 el Barcelona, que ganaba 2-0, mostró su imagen más terrenal y se dejó empatar por el ímpetu del submarino amarillo. El Atlético se colocaba a 9 ( perdió contra el Sporting) y el Madrid a 10, lejos aún del sorpasso y con el clásico contra el Barcelona a la siguiente semana, pero lejos de despejar dudas, este clásico trajo algunas dudas a la parroquia catalana, pues ya no solo era importante la victoria 1-2 del Madrid, sino que los blancos fueron superiores y se colocaron a 7 del Barcelona.
Las jornadas 32 y 33 acabaron generando una incertidumbre inesperada, pues el bache culé terminó por evidenciarse y sendas derrotas ante la Real Sociedad y el Valencia dejaban un balance de tres derrotas y un empate consecutivos para los de Luis Enrique que sentían que la liga se les podía marchar. El Atlético les había empatado a puntos y el Madrid se colocó a 1. Volvía a haber liga.
Desde aquí hasta el final hubo pocos cambios y mucha emoción en las cinco jornadas pendientes. El Barcelona, para alivio de los corazones de sus aficionados volvía a la senda de la victoria y lo hacía con el rodillo activado. 8 goles despedazaron al Deportivo y despertaron a un equipo que parecía hibernando en plena primavera. Ya no volvieron a perder. El Madrid tampoco, que acabó superando al Atlético tras la derrota colchonera en la penúltima jornada contra el descendido Levante.
Una remontada solo culmina cuando el perseguidor se convierte en perseguido, pero el mérito que tienen los blancos y los colchoneros, estos últimos menos, es que el Barca, una liga que tenía ganada en febrero, tuvo que volverla a ganar en la última jornada. El 0-3 al Granada certificaba la 24ª liga culé que incluso tuvo al Madrid como virtual líder en los primeros veinte minutos de la jornada final.Viva el fútbol!!!!!!!!
Las jornadas 32 y 33 acabaron generando una incertidumbre inesperada, pues el bache culé terminó por evidenciarse y sendas derrotas ante la Real Sociedad y el Valencia dejaban un balance de tres derrotas y un empate consecutivos para los de Luis Enrique que sentían que la liga se les podía marchar. El Atlético les había empatado a puntos y el Madrid se colocó a 1. Volvía a haber liga.
Desde aquí hasta el final hubo pocos cambios y mucha emoción en las cinco jornadas pendientes. El Barcelona, para alivio de los corazones de sus aficionados volvía a la senda de la victoria y lo hacía con el rodillo activado. 8 goles despedazaron al Deportivo y despertaron a un equipo que parecía hibernando en plena primavera. Ya no volvieron a perder. El Madrid tampoco, que acabó superando al Atlético tras la derrota colchonera en la penúltima jornada contra el descendido Levante.
Una remontada solo culmina cuando el perseguidor se convierte en perseguido, pero el mérito que tienen los blancos y los colchoneros, estos últimos menos, es que el Barca, una liga que tenía ganada en febrero, tuvo que volverla a ganar en la última jornada. El 0-3 al Granada certificaba la 24ª liga culé que incluso tuvo al Madrid como virtual líder en los primeros veinte minutos de la jornada final.Viva el fútbol!!!!!!!!