El equipo salió con brio y con ganas de agradar pero faltan ideas, que a fin de cuentas es más de la mitad del juego de un equipo. Puedes tener el mejor conjunto, con más calidad, que si las cosas no están claras, nada funciona.
El equilibrio de la primera parte pudo romperse cuando el árbitro se inventó un penalti sobre Benzemá, pero la justicia futbolera, la que casi nunca se cumple, hizo que el balón de Ronaldo volase al segundo anfiteatro. El árbitro, nada contento con su actuación, volvió a pitar un penalti minutos después. Esta vez era menos riguroso, mano dentro del área, pena máxima, aunque no hubo intención, bien es cierto que la mano iba demasiado separada del cuerpo. Esta vez el portugués no fallaba y hacía su gol número 56 en lo que va de año. Cifras prohibidas para los mortales.
Parecía que desde aquí se desataría el vendaval blanco, pues la Real Sociedad estaba más preocupada en no perder más efectivos por lesión que el propio encuentro. Agirretxe y Canales ya habían acabado su participación en la primera mitad por los infortunios del fútbol.
El descanso sentó mal a los locales, que poco a poco se fueron desfigurando lo que dio alas al equipo donostiarra que vio la posibilidad, pese al pésimo arbitraje, de pescar en el Bernabéu. Fruto de esto fue el empate con un lanzamiento magistral de Bruma al palo largo del portero. Un runrún recorría la grada. Minuto 60 de partido y la Real empataba. Malo.
Los blancos espabilaron algo, tampoco demasiado, lo que les sirvió para acercarse a la portería vasca.Eso sí, a base de contragolpes, como en épocas anteriores, pues entregaron descaradamente el balón a los donostiarras, que tuvieron en las piernas de Bruna la posibilidad de hacer el segundo gol, pero Navas estuvo certero en el uno contra uno y desbarató la ocasión.
No fue en una contra, fue en un córner donde el Madrid se adelantó en el marcador. Marcelo lanzó un saque de esquina malo, de los largos que no van a ninguna parte, pero un Ronaldo, que casi nunca anda por el punto de penalti, cazó el balón y con más fe que potencia lo colocó en un lugar inaccesible para el guardameta. Era el 2-1, eran las uvas de Benítez. De aquí al final hubo pocos sobresaltos y más cuando Lucas Vázquez finalizaba una contra y ponía el definitivo 3-1 en el marcador.
Benítez salva otro partido, acaba el año como entrenador blanco. El domingo le espera Mestalla, el choque más complicado del mes de enero y el que puede marcan el punto de partida blanco de la temporada.
Ronaldo celebra el segundo blanco |
Parecía que desde aquí se desataría el vendaval blanco, pues la Real Sociedad estaba más preocupada en no perder más efectivos por lesión que el propio encuentro. Agirretxe y Canales ya habían acabado su participación en la primera mitad por los infortunios del fútbol.
El descanso sentó mal a los locales, que poco a poco se fueron desfigurando lo que dio alas al equipo donostiarra que vio la posibilidad, pese al pésimo arbitraje, de pescar en el Bernabéu. Fruto de esto fue el empate con un lanzamiento magistral de Bruma al palo largo del portero. Un runrún recorría la grada. Minuto 60 de partido y la Real empataba. Malo.
Los blancos espabilaron algo, tampoco demasiado, lo que les sirvió para acercarse a la portería vasca.Eso sí, a base de contragolpes, como en épocas anteriores, pues entregaron descaradamente el balón a los donostiarras, que tuvieron en las piernas de Bruna la posibilidad de hacer el segundo gol, pero Navas estuvo certero en el uno contra uno y desbarató la ocasión.
No fue en una contra, fue en un córner donde el Madrid se adelantó en el marcador. Marcelo lanzó un saque de esquina malo, de los largos que no van a ninguna parte, pero un Ronaldo, que casi nunca anda por el punto de penalti, cazó el balón y con más fe que potencia lo colocó en un lugar inaccesible para el guardameta. Era el 2-1, eran las uvas de Benítez. De aquí al final hubo pocos sobresaltos y más cuando Lucas Vázquez finalizaba una contra y ponía el definitivo 3-1 en el marcador.
Benítez salva otro partido, acaba el año como entrenador blanco. El domingo le espera Mestalla, el choque más complicado del mes de enero y el que puede marcan el punto de partida blanco de la temporada.
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