lunes, 27 de mayo de 2013

Una de momias



   Si es por algo por lo que se conoce al Antiguo Egipto, y vuelvo a escribir sobre ellos en el blog, es por ese poder ilimitado de los faraones, las pirámides y sus misterios, su escritura, pero también son famosos por sus  momias. En el cine no será la primera vez ni la última en la que se relaten aventuras y desventuras  de estos seres liados en vendas que tienen, algunos de ellos, poderes sobrenaturales. La verdad sea dicha, poderes, pocos, misterio y tradición, mucha.

  Empecemos por el principio. Si se momificaba era por algo. En este caso y en otros muchos ritos funerarios, porque eso es lo que era, se  creía en la vida después de la muerte. Debido a esto creían que el cuerpo debía conservarse lo mejor posible para esa vida tras la vida. A diferencia de otras religiones donde también creen en segundas oportunidades,  los egipcios piensan que el alma debe tener un vehículo de referencia. De este modo "desecaban" los cuerpos para que no entrasen en descomposición.
Momia con los brazos cruzados

  Una vez que sabemos el motivo por el que realizaban la momificación habrá que explicar un detalle, a mi entender, que todos deben saber. Ya sé que las momias egipcias son el "top" de la momias y cada vez que se habla de ellas todos pensamos en la tierra de los faraones, pero ni fueron los únicos que vendaban a sus difuntos, ni tampoco fueron los primeros. Eso sí, la técnica usada e incluso la idea de hacerlo si que es egipcia y aunque otros pueblos anteriores a ellos ya habían envuelto a sus difuntos, los egipcios no sabían de la existencia de esas  culturas. Es simplemente llegar a las mismas conclusiones.

  Las momias más antiguas de las que se tienen restos a día de hoy se corresponden con las  de un pueblo situado en el desierto de Atacama, concretamente al norte de Chile. Estas momias, pertenecientes a la cultura Chinchorro, están divididas en tres tipos, las negras, las rojas y las vendadas. Las  más antiguas, las negras, tienen unos 7000 años, por lo que son más antiguas que las egipcias. Pese a todo, las que han pasado a la Historia y las que seguirán identificando a una cultura no son las chilenas, son las de la tierra del Nilo.

  Aunque todos los egipcios creyeran en la vida después de la muerte, solo los más adinerados podían permitirse el lujo de estar "decentes" en la otra vida. El dinero no trae la felicidad dicen algunos, pero la acerca, dicen otros. Pues a orillas del Nilo se estilaba eso, el que no tiene pasta no tiene entrada para la otra vida. Por eso las únicas momias que se han encontrado pertenecen a los faraones y su familia ( será por pasta) y algún potentado de la época, pero nadie más. 

  El proceso además de costoso, era bastante largo. Se calcula que duraba unos 70 días desde que se producía el fallecimiento hasta que su momia estaba lista.

  Vamos a momificar a alguien. Una vez fallecido y pasados los dos o tres días de rigor por si se despertaba, era llevado al embalsamador, personaje famoso porque de él dependía parte del tránsito a la otra vida. Este tenía las instalaciones cerca del río Nilo, ya que hace falta mucha agua para realizar todo el proceso.

 Una vez allí  se colocaba el cuerpo del difunto sobre una mesa. Tras lavar minuciosamente el cuerpo se extraía, en primer lugar, el cerebro. Para ello usaban un gancho de metal. Lo metían por los orificios de la nariz, y con mucha maña, lo sacaban por ahí.

 Tras sacar el cerebro seguían con el estómago, intestinos, pulmones e hígado. Estas partes del cuerpo las introducían en los vasos canopos, cada uno de ellos con la imagen de una divinidad. Aunque resulte paradójico, el corazón no era separado del cuerpo, los egipcios creían que se tenía que quedar allí ya que en él estaban alojados los sentimientos y les harían falta al difunto en su aventura por la nueva vida.
      Vasos canopos

 Una vez que los órganos estaban a buen recaudo, cubrían el cuerpo de natrón (un tipo de sal) que provocaba que el cuerpo se secase y así evitar la tan temida descomposición.

  Pacientemente esperaban unos 35 ó 40 días y cuando el cuerpo se había secado totalmente, lo rellenaban  con limo (sedimento  parecido al barro que se encuentra a orillas del Nilo tras las crecidas de este). Una vez macizado, lo cosían( para extraer los órganos y rellenarlo lo tenían que abrir) y lo  cubrían con las famosas vendas de lino. 

   Pues ya tenemos hecha una momia egipcia. El proceso es simple, eliminar los órganos que se descomponen y secar el cuerpo. Luego, por cuestiones de estética  y conservación, pues se vendaba. 

 Para el final he guardado de dónde sacaban la idea y este les viene del desierto. Egipto, cultura que floreció alrededor del río Nilo, está rodeada por desiertos. Pues allí era donde enterraban a sus fallecidos y seguramente tras algunas exhumaciones o saqueos de tumbas, muy típico de aquellas tierras por la manía de enterrar al difunto con todo su ajuar, se dieron cuenta que el calor del desierto secaba los cuerpos y los preservaba bastante bien. Es aquí donde se les ocurre estudiarlo y lógicamente mejorar la conservación de los cuerpos.