miércoles, 9 de noviembre de 2016

La medida real del efecto Donald Trump

Los peores augurios se han cumplido...Donald Trump, el magnate malhablado y populista ha conseguido su objetivo y se ha convertido en el 45º presidente de EEUU. Todos los pronósticos daban la victoria a la conservadora Clinton, pero algo está cambiando en el mundo y parece que no queremos aceptarlo.
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  Trump se presentaba en la campaña como el liberador del pueblo medio americano, esa clase social que según ellos mismos había sido la fundadora de la nación. Pronto Trump centró su ira en la inmigración, sobre todo en la ilegal, pero también en todo lo hispano y lo afroamericano. Ese discurso le ha ido bien, puesto que ha conseguido bloquear el voto masivo a favor de su rival llevado a cabo por latinos y por la población negra, un giro total para la primera potencia del mundo tras los 8 años de Obama, el primer presidente negro de EEUU. Pongamos algo de orden.

  Cuando llegó a la presidencia Obama el mundo respiró y pensó que ya se habían solucionado todos los males globales, incluso en EEUU pensaron que iba a ver papeles para todos, sanidad universal, se acabaría el racismo... Nada de nada. Obama no ha conseguido ni un tercio de lo prometido, aunque siempre he pensado que sus intenciones fueron las mejores. En el caso de Trump ocurrirá lo mismo. Que nadie piense que desde hoy mismo saldrán los tanques a las calles ni que los fanáticos del capirote blanco del Ku klux klan van a sacar las cruces y las hogueras hoy mismo ( de eso ya se encarga la policía contra su propia población).

 El magnate neoyorkino simplemente ahondará, con matices en lo que ya es EEUU, un país de contrastes, eso sí, mirándose algo más hacia su ombligo...¿ pero cuándo no ha hecho eso? Seguirá presente, incluso fomentada la cultura de las armas, seguirán necesitando a los inmigrantes, pero endureciendo sus condiciones laborales. Las empresas seguirán comerciando con Europa y dudo mucho que se haga un muro con México... una cosa es lo que se dice  en campaña y otra la realidad.

 El mayor problema no es lo que pueda hacer el nuevo presidente, que realmente cambiará poco, el riesgo es que los estadounidenses han colocado como su principal guía a un "personaje" que roza la xenofobia,  que se permite el lujo de hacer chistes obscenos contra las mujeres y que demuestra día tras día que le falta cultura para gobernar un país. Ese el problema. El resto, son solo palabras. Las mismas que han generado esta ola de terror. Venimos de la administración Obama, donde todo era color de rosa, muchas palabras pero pocos hechos. Siguen siendo racistas, 50 millones de personas sin seguro sanitario, 11 millones de indocumentados, Guantánamo abierto. Lo único es que con Trump volverá la Guerra Fría con Cuba, pero vamos poco más.

martes, 8 de noviembre de 2016

Presidente de EEUU por descarte

Posiblemente estemos ante una de las campañas por la presidencia estadounidense más mediáticas que se recuerdan, incluso me atrevería a decir que más que la de hace 8 años en la que se enfrentaron Barack Obama, actual presidente y John McCain, el veterano republicano que se quedó a casi diez millones de votos del primer presidente afroamericano de EEUU. Su famoso "yes we can" resonó en todos los rincones del mundo. Más que el enfrentamiento entre ambos candidatos, la expectación quedó patente por el morbo de ver a un hombre de color en el despacho oval de la Casa Blanca.
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 Las elecciones de esta noche son diferentes.  La expectación no solo se ha levantado por la posibilidad de que una mujer alcance por primera vez la presidencia, que también, encarnada en la figura de la ex-primera dama Hillary Clinton, sino que enfrente tiene a un hombre extravagante, millonario y sin bagaje político, que a pesar de ser tachado de machista, xenófogo y maleducado, entre otros adjetivos poco afortunados, Donald Trump,  ha conseguido arrastrar a una gran parte del electorado americano y tiene esperanzas de llegar a la presidencia.

Muchos americanos, quizás la mayoría de los que ya han votado o lo van a hacer a lo largo del día de hoy, están votando a la opción que ellos consideran menos mala, o por lo menos eso es lo que dicen las encuestas. Mal vamos si el país que se considera como el más democrático del mundo va a elegir a su todopoderoso presidente usando la opción del voto del miedo o lo menos malo. Mañana el resultado final.

lunes, 7 de noviembre de 2016

La cobra que desvanece nuestra cultura

No suelo tratar temas televisivos salvo que exista algo que me llame la atención...Como la pelea televisiva en lencería femenina por las audiencias en las campanadas de fin de año ( Lencería de fin de año con Cristina Pedroche ) o el desenlace de esa misma lucha con la intervención inesperada de Ramonchu ( Ramón González lidera las audiencias de Nochevieja ). El Reencuentro de los concursantes de Operación Triunfo 15 años después, merece, al menos, unas líneas.

   Corría el año 2001 cuando un programa televisivo rompía los moldes en España. 16 jóvenes se metían en una academia para intentar cumplir su sueño, convertirse en cantantes profesionales. 15 años después hemos visto que ese fenómeno de masas que era Operación Triunfo, con millones de discos vendidos, creación de nuevas estrellas ( Bustamante, Bisbal, Chenoa...), era algo más que un mero entretenimiento musical, pero también hemos visto, y esto es lo preocupante, que nuestros valores televisivos se encuentran por los suelos... y eso que solo han pasado 15 años. Me explico.

  Estos chicos rieron, lloraron, aprendieron a ejercitar sus voces, empezaron una dieta televisiva, se enamoraron, pero sobre todo, lucharon por su sueño, delante de millones de espectadores que hicieron de sus vidas un entretenimiento que iba más allá de Gran Hermano. Era la vida en directo, pero con algo de sentido, no como en reality de Telecinco que lo único que buscan es sacar lo peor de cada persona y que se vea y si puede ser con polémica por medio. Pues esos chicos, algunos cantantes consagrados 15 años después, se han vuelto a juntar... o mejor, los han vuelto a juntar para celebrar el aniversario del fenómeno. Charlas con los antiguos profesores, alguna que otra canción y un concierto, el gran concierto donde más que escucharlos, la audiencia esperaba el reencuentro entre Chenoa y Bisbal.
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 Estoy convencido que Gran Hermano ha hecho mucho daño a la televisión ( por lo menos la explotación en exceso del formato) pues ya no nos interesaban los chicos como cantantes, ahora solo queríamos el morbo, ver la reacción de Chenoa y Bisbal tras su ruptura hace más de 14 años, ver si todavía quedaba algo, ver... solo eso, el morbo por esta situación. Da igual el camino profesional de cada uno, los discos vendidos o a lo que se dedican actualmente, solo nos llama el morbo, el Gran Hermano que todos tenemos dentro. No es de extrañar que el minuto de oro de los tres programas que ha emitido LA1 haya sido ese, la canción "escondidos" entre la ex-pareja y lo más comentado el momento en el que parece, repito, parece, que Chenoa quiere besar a Bisbal y este se aparta ( fenómeno ya conocido como "la cobre de Bisbal a Chenoa").

 Mucho daño veo que los formatos "reality" han hecho en España. Todo ya lo llevamos al mismo terreno. Nuestra salvación la encontramos en que este reencuentro no lo gestiona Telecinco, pues tendríamos cobras para montar un zoológico.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Fumata blanca en la Moncloa

Después de más de 300 días sin gobierno oficial, ya tenemos presidente. Lo más triste de todo es que después de todo, partidos emergentes, golpe de estado interno en el PSOE, discusiones públicas en Podemos, caso Bárcenas, Rita Barberá y todo el clan, al final, al final de todo esto, va a gobernar el mismo. Aquel que todos demonizaron, el rival a batir, la úlcera de España para todos estos partidos, pues ese, ese, va a renovar su presencia en Moncloa... y gracias, pues ahora no tendrá mayoría absoluta, porque unas terceras elecciones lo habrían dejado bastante cerca.
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¿Qué ha pasado para llegar al mismo punto del que partimos hace un año? La respuesta es compleja y simple  a partes iguales, pues la debilidad interna de cada uno ha sido la desencadenante de un final, que, también es cierto, parecía la única salida. Empezamos por abajo para entender la cúspide.

  Ciudadanos, que antes de las elecciones de diciembre se llegó a mostrar ( según las encuestas) como una alternativa al poder, quedó como un partido importante pero sin más aspiraciones. Pasó de 40 a 32 diputados en seis meses.

 Podemos, que tras las primeras elecciones y sus 69 diputados parecía que podían dar un golpe en la mesa en la repetición electoral, no mejoraron tras su alianza con Izquierda Unida ( incluso perdieron un millón de votos). Las diferencias internas entre sus confluencias, la defensa a capa y espada del derecho a dividir y, sobre todo, las lucha entre la facción de Iglesias y Errejón, no lo hacían una alternativa viable al gobierno y más cuando el PSOE los había demonizado desde su propio nacimiento.

El PSOE es el que ha quedado peor parado con las convocatorias electoral. En ambas ha encontrado su suelo electoral, primero con 90 diputados y después con 85. A pesar de ello, su secretario general estaba contento porque había evitado ser superado por Podemos. Poco premio para un partido que ha gobernado España. Tras esto, el camino a seguir dentro del PSOE, marcó los pasos de Rajoy hacia la Moncloa. ¿Abstención, gobierno con podemos y los independentistas o nuevas elecciones? Todo era malo para la formación socialista, por lo que han optado por liberar una crisis de dimensiones incalculables, puesto que además de cargarse a su secretario general en un congreso extaordinario, le han dado el gobierno a Rajoy con su abstención.

  La conclusión a este caos es que estamos al igual que al principio...Mariano Rajoy al mando del ejecutivo, eso sí, sin mayoría absoluta. Algo es algo.