lunes, 21 de diciembre de 2015

Bipartidismo tocado, no hundido ( de momento)

Las elecciones del 20 de diciembre llegaron a postularse como las que iban a tumbar definitivamente al bipartidismo representado históricamente por los dos partidos hegemónicos. PP y PSOE se re han repartido el pastel desde que en 1982 los socialistas derrocaron a UCD. Podemos y Ciudadanos eran los emergentes que amenazaban con enterrar este bipartidismo. A tenor de los resultados no lo han destruido, pero sí lo han herido. El tiempo dirá si la herida ha sido curable o ha sido una estocada en toda regla.

¿Por qué digo hablo de tocado y no de hundido? A las cifras me remito. En 2011 la suma de ambos partidos ascendía a 296 diputados de los 350 en juego. El 73,4% de los españoles que votaron, lo hicieron a uno de los partidos tradicionales. No había empezado aún la tormenta política española ni había salido a la luz la corrupción sistemática de PP y PSOE. En 2015, año en el que muchos pensábamos que esto había tocado fondo, el bipartidismo ha logrado 213 escaños, la menor cifra de la democracia pero que aun representa al 50,74 % de los votantes. No ha sido destruido, pero es una seria llamada de atención.
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Los emergentes, aquellos llamados a acabar con este sistema, se quedan con el 34,59% del electorado. Si saben gestionar bien su nueva posición pueden acabar definitivamente con la dualidad tradicional española. Lógicamente sus primeros pasos deben ser encaminados a acabar con ley electoral. Esta, aunque entre Podemos y Ciudadanos sumen casi el 35% de los sufragios, 15% menos que PP y PSOE, solo suman 109 actas de diputados, casi la mitad que los dos partidos hegemónicos. La ley D'hont favorece a los grandes, casualmente los que la aprobaron.

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