Los que antes del 27-S tildaban a las elecciones de autonómicas ahora dicen que eran plebiscitarias y los que las convocaron como plebiscitarias ahora dicen que eran parlamentarias. Políticos de segunda es lo que tenemos. Intentemos darle luz.
Casi todos los partidos tras el 27-S se dan por ganadores. Algo extraño tras unas elecciones, pero todos, o casi, hacen un balance partidista y positivo de las propias elecciones. Analizando los datos fríamente y desde fuera de Cataluña, no hay vencedores ni vencidos. Hay un problema que debe ser solucionado urgentemente. En escaños ganan los independentistas, en votos no. Todo muy complejo
Era de esperar que los políticos tras las elecciones autonómicas más importantes de la Historia democrática española hicieran política al más alto nivel, pero parece que las circunstancias sobrepasan a los políticos que están demostrando que no están preparados para las batallas importantes. El problema radica en que unas elecciones planteadas por los independentistas como el paso definitivo para la ruptura con España no les otorga tal potestad pero pese a todo han vencido las elecciones en número de escaños pero no en número de votos.
Artur Mas es uno de los que según él ha salido victorioso pero que paradójicamente ha podido cavar su tumba política. El actual presidente de la Generalitat había planteado estas elecciones como un auténtico referéndum. Lo tenía claro, si ganaba el sí, en 18 meses Cataluña era un Estado. Crearon una lista unitaria ( junto con ERC). Ambos en 2012 tenían 74 diputados ( la mayoría absoluta está en 68). Tras el 27 S se han quedado en 62. Muchos votos se han dejado por el camino. Esto significaría una dura derrota para esta lista a pesar de que ha sido, con diferencia, la más votada, pero sin llegar a la mayoría absoluta de 68 que el mismo Mas auspiciaba para la independencia.
El problema viene porque un partido anti-sistema e independentista como la CUP ha obtenido un triunfo sin paliativos. ha conseguido 10 escaños. Si se suman a los 62 de Junts per Si, consiguen una holgada mayoría absoluta. En esto se basa Mas para declararse vencedor y argumentar que su hora de ruta sigue adelante, pero se le ha visto el plumero. Cuando él hablaba de mayoría absoluta lo decía para su lista en solitario. Ahora todo vale.
Por otro lado la CUP ha dicho que como ellos entendieron las elecciones como un plebiscito y en un plebiscito lo que vale es el número de votos y no el reparto de escaños, el pueblo catalán ha hablado y no les ha dado derecho a declarar la independencia puesto que aunque hayan ganado en escaños, más de la mitad de los votantes están en contra de la independencia. Además han publicado que no quieren a Mas como presidente.Vaya lío.
En segunda posición ha quedado Ciudadanos. El partido de Albert Rivera ha triplicado sus votos de 2012 y se consolida como primera fuerza de la oposición con 25 diputados. Toda una hazaña para el partido naranja que con su candidata a la Generalitat Inés Arrimadas plantea guerra desde el principio.
Los terceros son los socialistas de Iceta. Estos no han ganado, pero según ellos tampoco han perdido, puesto que ha logrado mantenerse en este mar turbulento ( demasiada poca aspiración para un partido que antes llegó a gobernar Cataluña)
Luego están Catalunya si que es por ( marca de Podemos) y el PP. Ambos partidos si que dan por perdidas estas elecciones. El PP sigue su caída libre y se consolida como fuerza de cola en Cataluña perdiendo 9 diputados. La marca de Podemos ha vuelto a quedar por debajo de sus expectativas y parece desinflarse con las nacionales a la vuelta de la esquina.
53% de catalanes no quieren separarse de España, pero un 47% sí. Ese es el problema fundamental. Hay que conseguir que ese 47 % se sienta querido y respetado dentro del Estado español. Un 47% no es la mayoría, pero son muchas personas que han demostrado su descontento.
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