Cuando en octubre de 2009 el COI designaba a Río de Janeiro ciudad olímpica nadie se podría imaginar que a falta de poco más de una semana para el inicio de los Juegos Olímpicos, los problemas se multiplicasen para la ciudad brasileña.
Que las obras iban con retraso se sabía desde hace años puesto que no se estaban cumpliendo los plazos establecidos, algo que ya pasó con las instalaciones futbolísticas que acogieron el mundial 2014 también en el país sudamericano. Pese a todo el mundial concurrió con cierta tranquilidad ( aunque con fallos en la gestión y la organización de ciertos eventos). El problema proviene de que incluso las obras que ya están acabadas muestras deficiencias que generan malestar en las expediciones de deportistas que ya están aterrizando allí. La delegación australiana, uno de los primeros países en llegar a Brasil, ha decidido no hospedarse en la villa olímpica ante las condiciones de insalubridad observadas. Nueva Zelanda y Gran Bretaña se plantean soluciones parecidas a las de los aussies . Duro revés para la organización de los juegos.
En los últimos días también han aparecido imágenes de las zonas en la que se van a disputar las pruebas en aguas abiertas, que más parecen aguas fecales. Desechos humanos se mezclan con basura de todo tipo.
A todos estos problemas se les une la crisis gubernamental que azota al país sudamericano y el virus del Zika, que ha llevado a muchos turistas e incluso a deportistas a negarse a viajar por miedo a contagiarse por un virus que puede ser especialmente peligroso para las mujeres embarazadas. Si a esto le añadimos el terror que el Yihadismo quiere imponer, la visión de los juegos es más que negativa. El único punto a favor es que una vez que empiece la fiesta deportiva, nadie se acordará de todo lo anterior.
Otros problemas que tiene la ciudad olímpica
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