La deriva catalana oxigena a Rajoy

No hay mal que por bien no venga, pensarán en el PP tras ver como pueden sacar un rendimiento extra al desafío catalanista. Muchos son los que consideran al PP el principal culpable, gracias a su intransigencia, de que el soberanismo en Cataluña haya cogido fuelle, pero esta vez, puede significar un balón de oxígeno para el ahora presidente en funciones.

  Tras ganar de nuevo las elecciones, esta vez con más margen que las anteriores, se perfilaba como el único capaz de intentar formar gobierno en España, aunque las primeras reuniones con las fuerzas políticas, sobre todo Ciudadanos y PSOE, no vaticinaban nada positivo, pues los primeros solo aceptan abstenerse mientras que los segundos siguen con su "No" rotundo a facilitar un gobierno conservador. Mientras esto sucedía, el cuarto integrante de la partida, Pablo Iglesias, seguía lanzando mensajes a Pedro Sánchez para intentar lograr un gobierno de izquierdas, algo complejo según el propio dirigente de la formación morada.

 La idea de la izquierda era o bien esperar el fracaso de Rajoy en la investidura, o bien, al igual que sucedió en la anteriores elecciones, el gallego, por falta de apoyos, declinara presentarse a la investidura. Aún es posible esta alternativa, pero con el movimiento de la izquierda catalana de esta semana, esto se antoja más que complicado.

 La deriva independentista catalana ha sumado un nuevo capítulo esta semana al seguir con el proceso a pesar de que el tribunal Constitucional ha declarado la ilegalidad del proceso confirmando que están saltándose las leyes estatales. Junts pel sí, enrocado en sus trece ha "pasado" literalmente del anuncio del constitucional llegando incluso a promover la indisciplina entre sus diputados. El problema a nivel nacional radica en que este partido catalanista está formado, entre otros, por Esquerra y Convergencia, ambos representados también a nivel estatal y que podrían apoyar a uno u otro bando, pero con el órdago al Estado, ningún partido constitucionalista se va a acercar lo más mínimo.

 Por este motivo la quimera de un pacto de izquierdas queda casi descartado, pues para que las cuentas salieran, a PSOE y Podemos se les debería unir Esquerra, algo que parece hasta descabellado. El PSOE, conocedor de esta tesitura está entre la espada y la pared. Si deja gobernar al PP será criticado, pero si no lo deja y hay nuevas elecciones, la victoria del PP podría ser incluso más holgada que la de esta ocasión. Los independentistas, por tanto, pueden haber alargado el mandato de Rajoy al frente del gobierno