Y regresé al cielo. Nunca me había gustado mi trabajo pero sabía que, según estaba la vida, era lo único que podía hacer. Mi familia debía comer. Me prometí que algún día lo dejaría atrás. Trabajando cuando todos duermen, sin dejar huellas, con la cara tapada, moviéndome entre pasillos estrechos y malolientes; rodeado de ratas. Subir por aquella escalera, mi escalera y abrir la alcantarilla.Respirar aire puro. Todos los días tenía la misma sensación, salía del infierno, por lo menos por unas horas.
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