viernes, 18 de abril de 2014

No comáis carne. Aguantad

No soy el más indicado para hacer una reflexión profunda sobre uno de los dogmas de la Iglesia Católica, pero me resulta curioso que en pleno siglo XXI y con los avances de la sociedad  y con el laicismo que nos rodea, se siga teniendo tanto fervor por la Semana Santa y por alguna de las obligaciones que dicta la iglesia. Concretamente hablo sobre la cuaresma y la prohibición de comer carne durante todo el período. 

  Las primeras referencias sobre esta actividad datan del siglo II, lógicamente d.C. Nada tiene que ver con que la carne fuera mala o fuera pecado consumirla, más bien es por su alto valor, y más en esos primeros tiempos del cristianismo, que por su poca calidad. 

  Para la mayoría de los fieles católicos era un lujo comer carne y más si era de buey, de ternera o de algún otro animal que no fuera un pavo o una gallina. Por este motivo y al ver que la carne era tan codiciada por el creyente, la iglesia tomó la iniciativa de prohibir su consumo durante los viernes de cuaresma ( los cuarenta días anteriores a la Semana Santa) y durante el viernes Santo. 

  Estos días el alimento era sustituido por pescado o por platos elaborados sin ningún rastro de carne así conseguían no pecar, porque eso sí, la Iglesia pronto convirtió el consumo de carne en los días señalados como un pecado, igualando esta acción a otras más lujuriosas y violentas. Cosas de la iglesia.
  El interés de la Iglesia está claro. Recordar el sufrimiento de Cristo y con ello introducir los ritos cristianos dentro de la casa del creyente. Hábil el método. Esos días estás pendiente de no cometer este pecado y así estás pensando en la Iglesia.

 En esta cuaresma también existe el ayuno los viernes y otra práctica, que esta si que ha perdido seguidores... la abstinencia, pero no era los viernes, los primitivos cristianos lo tenían prohibido a lo largo de toda la cuaresma. Pronto esta práctica quedó en desuso. Con no comer carne era suficiente para recordar que hay que sufrir antes de la vida eterna.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me importa