Ronaldo calienta motores antes de la champions

Que está siendo una temporada atípica en la casa blanca es evidente. El equipo, ya sea con Benítez o con Zidane tiene partidos excelentes, como el de ayer ( 7-1 al Celta), y otros decepcionantes como los dos de casa contra Atlético (0-1) y Barcelona (0-4).

  Con la liga perdida desde hace ya algunos partidos ( aunque las matemáticas no lo digan aún), lo único que les queda por pelear es la Champions, pero sin olvidar que son el Madrid y deben salir a ganar todos los partidos, independientemente de que la liga tenga ya inscrito el nombre del ganador y no sean los de Chamartín.

 Con este panorama se presentaba el Celta en el Bernabéu. El equipo revelación de la liga (por lo menos en su primera vuelta) hizo una meritoria primera parte y eso que se fueron al banco perdiendo por 1-0 por el gol de Pepe. La primera parte estuvo falta de ritmo. Los pitos resonaron de nuevo en el coliseo blanco; algunos de ellos para Ronaldo, que quedó en entredicho con sus declaraciones de la semana pasada. Ronaldo incendia el vestuario blanco

 Pero la grandeza del fútbol provocó que los pitos de la primera parte se convirtieran en aplausos en la segunda. Ronaldo lideró una gran segunda parte. El luso sacó a relucir su mejor repertorio goleador, consiguiendo 4 tantos: uno con tiro lejano, otro de falta, el tercero al culminar una jugada de equipo y el último de cabeza al saque de un córner, haciendo recordar los mejores momentos del 7 blanco. Jesé y Bale, que reaparecía tras su lesión, terminaron por cerrar el excesivo peaje que tuvo que pagar el equipo gallego en su visita a Madrid.

El portugués celebra su tercer gol 

La temporada de Ronaldo recuerda a la del Madrid donde la irregularidad es el signo predominante. El portugués pasa rachas sin marcar, pero cuando está inspirado se muestra imparable; con ello ya es pichichi y vota de oro europea con 27 tantos ( y un partido más que Suárez). Solo el tiempo dirá si con estos chispazos es suficiente para levantar la undécima, único consuelo para una parroquia blanca hastiada por las circunstancias.