Todo empezó hace más de tres años cuando el ministro de educación Wert, sacaba a la luz su famosa ley de educación LOMCE, que encontró muchísimos más detractores que partidarios. La iglesia y los colegios concertados se frotaban las manos, el resto de la comunidad educativa clamaba al cielo. Solo viendo los apoyos no hacemos una idea de las bases de esta ley. Pese que esto ocurra en pleno siglo XXI en un país laico, la lección de esta semana viene por otros derroteros. El ministro desempolvó de épocas pasadas "la reválida", un examen que iba a ser crucial para entrar en la ESO y en el bachillerato. Aquellos alumnos de 6º de primaria y de 4º ESO que no aprueben un examen final sobre contenidos de todo el curso ( Matemáticas, Historia, Lengua e Inglés) no titularían, independientemente de las calificaciones obtenidas a lo largo de todo el curso.
Las reacciones no se hicieron esperar. Las calles se llenaron de docentes y alumnos enfundados en camisetas verdes, que con el paso del tiempo, cambio de ministro mediante y nuevas elecciones, consiguieron suavizar la ley hasta dejar esa reválida en una mera prueba de control de conocimiento sin ningún valor. Vamos que en lugar de quitarla y reconocer el error, la han querido enmascarar dentro de un control pedagógico que ni el propio ministerio se cree. Además que hacerla en la segunda semana de junio, en plenos exámenes finales y movilizando a profesorado de otros institutos no es la decisión más coherente, pero dentro de esta incoherencia...
La respuesta de los adolescentes no se ha hecho esperar puesto que, con datos fidedignos en la mano ( yo hice una de estas pruebas en un centro) no se han presentado ni el 10% de los alumnos, a pesar de que no tuviera ningún valor. Hasta aquí todo dentro de la normalidad, y cualquier profano en la materia podría ver en esto que los alumnos se han tomado la mañana libre, pero no más lejos de la realidad, puesto que solo han faltado la hora que dura la reválida, puesto que una vez acabada, han asistido a sus clases con toda normalidad para seguir el plan académico fijado por sus profesores, que son, a fin de cuentas,los que conocen a sus alumnos sin que nadie tenga que evaluarlos ni a ellos ni a sus alumnos.
Espero que después de esto tome cuenta el que tenga que tomarla y se den cuenta, de una vez por todas, que el pueblo tiene más peso de lo que pensamos.
La respuesta de los adolescentes no se ha hecho esperar puesto que, con datos fidedignos en la mano ( yo hice una de estas pruebas en un centro) no se han presentado ni el 10% de los alumnos, a pesar de que no tuviera ningún valor. Hasta aquí todo dentro de la normalidad, y cualquier profano en la materia podría ver en esto que los alumnos se han tomado la mañana libre, pero no más lejos de la realidad, puesto que solo han faltado la hora que dura la reválida, puesto que una vez acabada, han asistido a sus clases con toda normalidad para seguir el plan académico fijado por sus profesores, que son, a fin de cuentas,los que conocen a sus alumnos sin que nadie tenga que evaluarlos ni a ellos ni a sus alumnos.
Espero que después de esto tome cuenta el que tenga que tomarla y se den cuenta, de una vez por todas, que el pueblo tiene más peso de lo que pensamos.