R.Madrid 10 ( Danilo, Bale -4-, Benzemá -3- y Ronaldo -2)- Rayo 2 (Amaya y Jozabed)
Si alguien mira el resultado pensará que los blancos han pasado por encima del Rayo y, en parte, no les faltará razón, pues es verdad que que los locales atropellaron a sus vecinos vallecanos. Si alguien lee la crónica entera tampoco se creerá que el público pitó con ganas a su equipo, encaro de Ronaldo incluido a la hinchada, por lo que mejor analicemos el partido y lo ocurrido en la tarde madrileña.
Una visita del Rayo al Bernabeu es casi un seguro de que los tres puntos se queden en casa, pero el Madrid no pasa por sus mejores momentos y cualquiera puede aprovechar tal situación. A los 3 minutos Danilo abría la lata y parecía allanar el camino a los blancos. Un espejismo pues solo siete más tarde el rayo paralizaba el coliseo blanco con el empate. Dos más tarde volteaba el marcador con otro gol que los ponía 1-2. El respetable blanco, que este año tiene el pito especialmente activo, emitió una sonora serenata. Ronaldo en lugar de agachar la cabeza y aceptar, se encaró con la grada. Pintaban bastos en la capital.
Los blancos celebran uno de los diez goles |
Pero en el fútbol son muchas veces los detalles los que cambian un partido y quien sabe si una temporada y aquí dos individuos se erigieron en estrella. El primero de ellos el que nunca debe hacerlo, el árbitro, que expulsaba un jugador del Rayo por una entrada, fea, pero que en amarilla hubiera tenido suficiente castigo. El Rayo se descompuso y aquí emergió Bale. El galés, que no está cuajando una gran temporada, marcó el empate. Ronaldo en el 30 ponía al Madrid por delante tras un riguroso penalti, solo dos minutos después de que el Rayo se quedase con 9 por doble amarilla, también rigurosa a Raúl Baena. Este era el fin del Rayo. Dos jugadores menos y con 3-2 en contra.
Ahora si que puso el rodillo el equipo blanco, marcando una goleada de escándalo, Un marcador de otra época en la que mucho tuvo que ver la nefasta actuación del árbitro. El público, el que más sabe, no despidió a los suyos con ovación, sino que la indiferencia se está asentando en el Bernabeu. La cabeza de Benitez sigue en juego partido a partido. Mucho tienen que cambiar las tornas para que el madrileño acabe la temporada.